Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta… (San Pablo, en su epístola a los Filipenses 3:13-14a)

Cumplir aniversario entre dos tops noticiosos como son el suicidio de Fidel Castro Jr. (1 de febrero, 2018) o el Super Bowl de USA (4 de febrero, 2018) no solo es casi como no cumplir aniversario, peor aún, significa casi como no haber existido nunca. Si encima de esto se trata de ser apenas un quinto aniversario… Y todavía más, de ser el aniversario de una cuasi organización, apenas en estado embrionario, que algunos consideran como embrión abortado, con una vida signada por tribulaciones que encajan muy bien con su nombre, tomado del de la isla mediterránea donde Juan el apóstol estuvo preso por causa ¨de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo¨ (Apocalipsis 1:9); entonces podrá coincidirse en que esto resulta mediáticamente del todo intrascendente.
Pero para quienes nos empeñamos en hacer nacer a la criatura; conscientes de que su rol mayor no ha sido el lustro que ¿celebramos?; sino el que tal vez tengamos cuando el país que es la razón de nuestra existencia –Cuba- que es casi también como un país abortado, renazca de sus cenizas; ofreciéndonos la oportunidad de sumar esfuerzos y participar de la titánica tarea que será reconstruir a la nación. De momento nuestro plan seguirá siendo sobrevivir mientras animamos, consolamos y esperanzamos en medio de una casi total zozobra comenzando por nosotros mismos. Aprovechando toda oportunidad, por pequeña o intrascendente que parezca -como esta de ¿nuestro quinto cumpleaños?- para cumplir la doble misión, tantas veces incompleta, de denunciar y anunciar.
El 2018 no solo abre para nosotros lo que procuraremos contra viento y marea sea nuestro sexto año de existencia; representa también grandes y nuevas oportunidades para las que, sin descartar ni discriminar a nadie, proseguiremos en nuestra tarea silenciosa pero sanadora y necesaria de tender puentes y abrir puertas, entre tanto se acerca el día para el que probablemente fue que nos reunimos un grupo de clérigos y laicos hace cinco años atrás (la noche del 2 de febrero de 2013) para cortar la cinta e inaugurar más que una organización, una comunidad de anhelos y deseos que perduran y que continúan siendo el aire que acaso impulsa nuestras velas. Solo si un día muriesen esos sueños, entonces consideraríamos abortado o difunto nuestro empeño, entre tanto, seguimos adelante, sin olvidar que el ¨Apocalipsis¨ resultado de la tribulación de Juan en Patmos no se escribió durante la tribulación misma, sino después, cuando el sobreviviente prisionero tuvo la oportunidad de escribir en pretérito: Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús. Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta, que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.…